08/09/2020

Previsiones a la baja, transición ecológica y nueva movilidad: el escenario para acabar el año 2020

Las cifras que se barajan de producción de vehículos para el cierre del año 2020 son de 1,97 millones de unidades de vehículos. Una cifra alejada de los casi tres millones que se fabricaron en 2019 (2, 82 millones de unidades). Al principio de la pandemia se hablaba de una caída de 700.000 vehículos producidos, que se ha quedado en una reducción de 600.000.

Estos datos nos colocan en los peores años de la anterior crisis, en el año 2012.

Las plantas de producción han retomado su actividad. Aunque la empresa tractora de la industria valenciana, Ford, ya ha anunciado un nuevo ERTE de 15 y 19 días que afectará al resto de la industria. Es cierto que el resto de fabricantes ubicados en el territorio español mantienen la producción e, incluso alguno como PSA, la están incrementando con un cuarto equipo en Balaídos que empezará a trabajar en octubre.

Sin embargo, la debilidad de la cadena está en las ventas.

Porque las industrias pueden ponerse a producir al 100% pero lo que realmente hace falta es la reactivación de la demanda. Es importante que se adquieran vehículos y ante el escenario actual de incertidumbre, es difícil que los consumidores acudan a los concesionarios.

Los mimbres de la incertidumbre:

Esta incertidumbre viene dada, como es lógico por la actual coyuntura determinada por la crisis de la COVID 19 y que ha enfriado la economía de manera drástica. Son miles de ciudadanos los que han visto reducida su jornada laboral, los que están incluidos en un ERTE, o los que, aún manteniendo el empleo, han decidido contraer su gasto por lo que pueda pasar. Y la inversión en un vehículo es una decisión que afecta a todas las economías.

Pero no solo es el Covid. A esta situación se une el momento de transición ecológica y tecnológica que estamos viviendo.

El pasado mes de mayo el Consejo de Ministros aprobó la Ley de Cambio Climático que propone que en el año 2030 las emisiones tendrán que ser un 20% que en 1990 y que ese mismo año, al menos el 35% del consumo de energía debe provenir de fuentes renovables.

Y lo cierto es que desde el sector del automóvil pensamos que efectivamente se pueden alcanzar esas cifras si el resto de sectores desarrollan tecnología e invierten tanto como este sector.

¿Por qué decimos esto? Porque desde 2005 las emisiones de CO2 emitidas por vehículos se han reducido un 35%; y en general en los últimos 10 años las emisiones de CO2 se han reducido un 16,3%.

La industria del automóvil ha invertido en 2019 un total de 2.700 millones de euros. Obviamente no todo en nuevos modelos de propulsión, pero sí en la mejora de motores que son, cada día más eficientes. Sin embargo, en el caso español nos encontramos con que el 62,9% de los vehículos tiene más de 10 años. Es decir, que son modelos poco eficientes y que no cuentan con los nuevos sistemas de filtración de partículas.

A este escenario se añade que para 2023 las ciudades de más de 50.000 habitantes deberán establecer zonas bajas de emisiones en su planificación urbana. Es decir, zonas donde solo se puede acceder con vehículos bajos en emisiones, transporte público o vehículos eléctricos.

Todo esto genera un escenario de incertidumbre que desactiva la demanda de vehículos.

La fábrica de baterías:

Sin embargo, aparecen ciertos mensajes positivos: La Generalitat Valenciana está trabajando para la instalación de una Gigafactoría de baterías, posiblemente, en Almussafes. Esta factoría ahorraría costes en la producción de vehículos y ahorraría hasta 30.000 toneladas de Co2 de emisiones. Y estos vehículos responderán a todas las exigencias medioambientales de la nueva legislación.

A esto se une la inversión que Ford está realizando en su propia planta de Almussafes para la fabricación de baterías, una inversión que puede alcanzar los 42 millones de euros.

Es decir, desde AVIA seguimos trabajando para atraer inversiones que mantengan la industria. Inversiones en baterías para los nuevos modelos electrificados, pero también para transitar hacia la el cambio tecnológico de la manera menos traumática y con el objetivo de mantener el empleo y las industrias.

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